La neurociencia detrás de la lectura y como aplicar estos conocimientos en el aula.
La lectura es una actividad compleja que involucra múltiples áreas del cerebro, y su comprensión se ha enriquecido gracias a la neurociencia. Según Escuela con Cerebro (2020), el proceso de lectura activa diversas zonas cerebrales relacionadas con el lenguaje, la memoria, la atención y las emociones. En este sentido, la neurociencia nos permite entender mejor cómo el cerebro interpreta y procesa las palabras, y cómo este conocimiento puede ser aplicado en el aula para mejorar los resultados educativos.
Cuando hablamos de neurociencia y educación, debemos conocer el concepto de neuroeducación, ya que este se encarga de conocer mejor cómo nuestro cerebro procesa el aprendizaje. En este mismo aspecto, la neuroeducación combina los avances de la neurociencia con las estrategias pedagógicas. Hace ya unos años, se demostró que la lectura no es solo una habilidad cognitiva, sino un proceso integral que también implica componentes emocionales y sociales.
Según el artículo de Fundación GSR (2018), el cerebro humano es plástico, lo que significa que tiene la capacidad de reorganizarse y adaptarse según las experiencias que se le ofrezcan. Este concepto de plasticidad cerebral es definitivamente mi concepto favorito en neurociencia, ya que trae consigo múltiples beneficios con acciones que ni sabemos que tienen un gran impacto en nuestro cerebro. La plasticidad cerebral es fundamental en la lectura, ya que las conexiones neuronales que se desarrollan al aprender a leer no solo mejoran las habilidades lectoras, sino que también fortalecen otras áreas cognitivas, como la resolución de problemas y la capacidad de concentración, aspectos que mencionamos en nuestra entrada anterior.
Una de las claves para aplicar estos conocimientos en el aula es ofrecer un entorno de aprendizaje que sea estimulante y adecuado a las necesidades del cerebro en desarrollo. Según Revista Estilos de Aprendizaje (2020), la enseñanza de la lectura debe incorporar actividades que favorezcan la activación de diferentes áreas del cerebro. Por ejemplo, los métodos que combinan la decodificación de palabras con la comprensión de textos, utilizando tanto el aspecto visual como el auditivo, optimizan el proceso de aprendizaje. El uso de tecnologías educativas, juegos interactivos o lecturas en voz alta puede potenciar la activación cerebral y mejorar la comprensión lectora.
Como señala Escuela con Cerebro (2020), el cerebro necesita ser entrenado para mantenerse enfocado durante largos períodos, especialmente en actividades que requieren comprensión profunda, como la lectura de textos complejos. Por ello, es fundamental que los educadores comprendan cómo la atención y la memoria juegan un papel crucial en el proceso lector.
En la enseñanza, los aprendizajes previos son un top en nuestras aulas. Siempre es importante utilizar esta estrategia, así como se menciona en Fundación GSR (2018). Es necesaria la relevancia de la retroalimentación en el proceso de lectura. El cerebro, en su proceso de aprendizaje, responde de manera positiva a la corrección y la orientación adecuada.
La neurociencia ha transformado nuestra comprensión de la lectura, no solo como una habilidad cognitiva, sino como un proceso que involucra diferentes áreas del cerebro y que puede optimizarse mediante estrategias pedagógicas basadas en este conocimiento. Necesitamos implementar estrategias y actividades en nuestras aulas, recordando que no solo se trata de mejorar la comprensión, sino también de mejorar el desarrollo del cerebro de nuestros estudiantes.
Fundación
GSR. (2018). Neurociencia y lectura. https://fundaciongsr.org/wp-content/uploads/2018/03/Neurociencia-y-lectura.pdf
Revista
Estilos de Aprendizaje. (2020). Neurociencia y lectura: Impacto en el
aprendizaje https://revistaestilosdeaprendizaje.com/article/download/2518/5404

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